LA MUJER QUE ERA MUY COQUETA. Platicaban los ancianos que en el pasado hubo una mujer que sonreía constantemente con cualquier hombre. Cu...
LA MUJER QUE ERA MUY COQUETA.
Platicaban los ancianos que en el pasado hubo una mujer que sonreía constantemente con cualquier hombre. Cuando la mujer escuchaba que silbaban ella comenzaba a sonreír. La mujer todos los días iba por agua. El camino que conducía al río estaba lleno de árboles. Arriba de los árboles había muchos gusanos que silbaban.
Un día la mujer iba pasando debajo de los árboles, donde los gusanos estaban silbando. Entonces la mujer comenzó a sonreír coquetamente. Cuando llegó al río encontró a un hombre. El hombre era muy simpático. Después el hombre cortejó a la mujer. La mujer también se dejó cortejar, también empezó a reírse con él.
Otro día la mujer nuevamente fue al traer agua, cuando pasó debajo de los árboles los gusanos nuevamente comenzaron a silbar. Después allá en el río la mujer nuevamente encontró al hombre. El hombre convenció a la mujer para que se acostaran, la mujer también aceptó la propuesta indecorosa del hombre. Cuando la mujer se acostó con el hombre, él le pidió que le amarrara en su cintura un listón rojo.
Otro día la mujer nuevamente fue al río. Cuando pasó debajo de los árboles, los gusanos nuevamente comenzaron a silbar. Entonces fue cuando la mujer miró hacía los árboles, ahí observó que uno de los gusanos que estaba silbando tenía amarrado en su cintura un listón rojo. Después la mujer se espantó, ya no fue al río, y se regresó. Después pasarón varios días, la mujer ya no se levantó (de la cama), ya no se sentía bien. Luego su papá le preguntó qué era lo que tenía, entonces fue cuando la mujer le comentó que se acostó con un hombre, que el hombre se convirtió en gusano. Después el papá de la mujer fue en busca de los árboles donde había esos gusanos que silbaban. Después el papá de la mujer quemó los árboles.
Mientras tanto la mujer ya sentía los dolores, por eso su papá fue a buscar una anciana que era partera, para que vaya a tallarle el vientre de su hija. Cuando la anciana comenzó a sobarle el vientre sintió que lo que tenía la mujer no era un niño, porque cuando una mujer está embaraza el vientre se siente duro cuando le es tallado. La anciana sintió que el vientre de la mujer era muy movedizo cuando le tallaba.
Cuando llegó el día en que la mujer iba parir, parió puros gusanos silbadores. Cuando fueron a ver a la mujer en su casa, ya había nacido muchos gusanos silbadores, que estaban caminando en las paredes de la casa. Después quemaron a la mujer, donde estaba dando a luz a los gusanos silbadores.
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